Característica No. 1 para estar en los Negocios del Padre, 1a Parte.
"Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?. Más ellos no entendieron las palabras que les habló".
Lucas 2:49-50
Cuando analizo este versículo me pregunto dos cosas: la primera, ¿que necesitamos hacer o tener para estar en los NEGOCIOS DEL PADRE? y segundo, ¿por qué? los padres de Jesús "no entendieron las palabras que habló" (v.50) Jesús cuando estaba sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Para estar en los negocios de Dios, necesitamos cumplir ciertos requisitos como en cualquier negocio o empresa secular, dar lo mejor de nosotros mismos para permanecer y entender el verdadero objetivo de vivir para Cristo.
Un primer requisito que necesitamos perfeccionar en Cristo es nuestro CARÁCTER, el cual, denota nuestro verdadero yo. El carácter es el resultado de tu temperamento natural modificado por la diferentes factores como el nivel de educación, actitudes básicas, creencias, principios e influencia psicosocial desde la infancia. En ocaciones se denomina como "alma" del hombre, constituida por la mente, emociones y voluntad.
Perfeccionar nuestro carácter a la forma de Cristo nos permitirá permanecer en LOS NEGOCIOS DEL PADRE. Ahora analicemos un caso en la Biblia que por falta de carácter su final fue trágico y Dios lo deshecho de sus planes, nos referimos al Sacerdote Elí, que por causa de su falta de carácter y pasar por alto los pecados de sus hijos pago graves consecuencias.

Características de los hijos de Elí (Ofni y Finees): Eran hombres impíos (1 Samuel 2:12). No tenían conocimiento de Jehová (2:12). Tomaban de lo mejor de las ofrendas para ellos (2:16). Despreciaban las ofrendas de Jehová (2:17). Eran adúlteros (2:22). Hacían pecar al pueblo de Jehová (2:25). Tomaban de lo mejor de las ofrendas para ellos (2:16).
ERRORES EN EL CARÁCTER DE ELÍ
I.- Fue demasiado tolerante

II.- Elí perdió las fuerzas
Las Escrituras nos dicen que Elí "era muy viejo" (1Samuel 2:22). Tal vez Elí sintió que estaba demasiado viejo y cansado para ponerles mano fuerte a esos hijos suyos, malvados y insubordinados. Es verdad que conforme la edad avanza, aumenta la debilidad física pero no debe traer consigo debilidad espiritual. Al reaccionar con timidez ante la situación, Elí estaba revelando su propia falta de madurez espiritual. Es triste que un hombre de Dios haya fracasado de una forma tan triste ya al final de su vida, simplemente por permitir que su agotamiento físico lo descalificara.
III.- Actuó demasiado tarde
Cuando por fin Elí se molestó en regañar a sus hijos, ellos le hicieron caso. Ya era demasiado tarde para que tratara de enfrentar la maldad de ellos. Tal vez Elí pensara que sus hijos iban a servir al Señor con fidelidad, sólo por que él era sacerdote, o por que habían crecido junto al tabernáculo. Sin duda, no los había sabido llamar a la obediencia desde que eran pequeños, mucho antes de que entraran al sacerdocio y comenzaran a impactar a la nación con su maldad. Esa maldad fue tan grande, que las Escrituras dicen que fue voluntad de Dios el que murieran (V. 25)
CONSECUENCIAS DE LA FALTA DE CARÁCTER.
No hay duda que los hijos de Elí eran hombres malvados. Las escrituras dicen: "No tenían conocimiento de Jehová" (1 Samuel 2:12). Eran hombres inmorales. Estaban envueltos en pecados sexuales. Sin embargo, al que Dios le habló fue a Elí: "Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo?"
Los pecados que Elí permitía se habían convertido en suyos. Por tanto, debemos cuidar quien o quienes serán los que ministraran la Palabra de Dios, los que dirigen la alabanza y los que sirven en la iglesia de Cristo.
II.- Dios no está dispuesto a aceptar el segundo lugar:
Dios le preguntó a Elí: "Por que has honrado a tus hijos más que a mí". El no acepta los segundos lugares, sino que exige ser el primero. Al no enfrentarse a la maldad de sus hijos, Elí estaba poniendo sus pecados por encima de los deseos y mandamientos de Dios.
III.- Dios tiene derecho a quebrantar sus promesas
Muchas de las promesas de Dios vienen con un precio: nuestra obediencia. Aunque el Señor le había prometido a Elí que su familia ministraría para siempre, a causa de la desobediencia de éste, dispuso otra cosa y anuló su promesa. De hecho, la promesa de Dios fue reemplazada por una maldición:
IV.- Dios puede hallar un sustituto.
El llamado y los dones de Dios son irrevocables. el destino y propósito que Él tiene para nosotros es permanente, pero nuestra desobediencia puede cancelar sus mejores planes.
La fortaleza no es un don. No es un talento especial. Es una decisión que toma nuestra fe. El Señor le dijo estas palabras a Josúe: "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, por que Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas" Josúe 1:9. Por tanto, caminemos a la perfección poniendo nuestra mirada en Cristo, sin olvidar que el necesita lo mejor de nosotros. Dios les bendiga.
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